martes, 22 de diciembre de 2015

Cómo ahorrar en la Oficina Publica Saludable

Cómo ahorrar en la oficina

Siempre que hablamos de ahorrar energía, y por ende algún dinerillo, nos centramos en cómo podemos ahorrar en casa pero, ¿Qué ocurre en nuestro lugar de trabajo? No en vano, pasamos la mayor parte del día en la oficina, por lo que unas sencillas medidas de ahorro pueden suponer grandes cambios en el gasto energético y a favor del cuidado medioambiental.
Ahorra en la oficina
Ahorra en la oficina

 
¿Cuánto gastamos de luz?
Medidas  sencillas pero que no se aplican con regularidad, son algunas como aprovechar la luz natural siempre que sea posible, y mantener apagados aquellos espacios que no vamos a utilizar (salas de reuniones, despachos que quedan vacíos… ) y sobre todo, en la actualidad supone un gran ahorro pasarnos a las bombillas LED, con un consumo mucho menor y con una duración de unos 50 años. 

Imprimir de forma inteligente

Un pequeño gesto cada vez que imprimimos documentos puede suponer un gran cambio en ahorro de papel al año. Reutilizar documentos antiguos imprimiendo nuevos en el reverso, o  con un tamaño de letra menor y usando ambas caras del papel es una medida sencilla, práctica y ahorrativa. Reciclar carpetas y aprovechar bien los espacios de cuadernos, post its y demás material de papel son buenas costumbres.

Siempre habrá que seguir una política de reciclaje de todo aquel  material en papel de deshecho, y de los tóner que ya no nos sirvan. Además, es recomendable imprimir siempre que se pueda en blanco y negro, y usar la impresión a color únicamente cuando sea estrictamente necesario. 

¿Recibo el correo que me interesa?

Gracias a las nuevas tecnologías, cada vez es menos necesario recibir ciertos documentos impresos en papel, tales como facturas, documentos del banco, publicidad… Una visión sostenible implica que te des de baja de todas aquellas publicaciones, boletines, catálogos publicitarios y demás que no te interesen.

Maximiza la eficiencia de tu equipo 

Aunque parezca extraño, no son pocas las personas que dejan su equipo encendido cuando salen de la oficina. Se estima que hay un gran gasto evitable cuando se deja cualquier aparato electrónico en stand by, por lo que acostumbrarse a apagar totalmente todos los aparatos de la oficina supone un ahorro importante anual de energía. 
Medidas como éstas son fáciles de seguir en cualquier lugar de trabajo y suponen un gran ahorro energético y económico a final de año. Pero se trata de generar una conciencia a todos los niveles, por lo que no olvides utilizar el transporte público, ahorrar en viajes  y adoptar sanas costumbres en el consumo, optando por materiales lo menos tóxicos posibles, usar menaje reutilizable, cafés de comercio justo y reciclando todo aquello que se pueda.

 Incluir plantas en la oficina es, además de agradable a la vista, recomendable para que absorba la contaminación interior. Sencillo, ¿verdad?

Fuente:http://www.sostenibilidad.com/como-ahorrar-en-la-oficina

martes, 15 de diciembre de 2015

Un millonario budista propone olvidarse de los accionistas y buscar la felicidad de los empleados en la Oficina Publica Saludable

Un millonario budista propone olvidarse de los accionistas y buscar la felicidad de los empleados


Lea con atención, porque hay un anciano japonés de 83 años que desafía las lecciones de todas las escuelas de negocios. Porque, ¿qué es toda esa palabrería sobre centrarse en los accionistas? Kazuo Inamori, un empresario nipón que además de multimillonario es monje budista y gurú de la gestión empresarial, cree que habría que olvidarse de esa idea.

Inamori propone a los directivos que se centren en su lugar en hacer más feliz a su plantilla.
Y a juzgar por los resultados de su filosofía, la idea merece ser considerada: estableció el gigante de la electrónica Kyocera, creó KDDI -una teleco nipona valorada en 64.000 millones de dólares, y en 2010 -entrado ya en la tercera edad- rescató a Japan Airlines de la quiebra.


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"El trabajo os hará felices"

Inamori expresa sus dudas sobre el funcionamiento de muchas empresas en el sistema capitalista. "Si quieres huevos, cuida a la gallina", afirmaba hace unos días el budista millonario. "Si la acosas, o la matas, no los conseguirás", concluía.
Su filosofía pasa por hacer entender a los centenares de ejecutivos a los que imparte (gratuitamente) charlas, cómo funciona la sociedad en miniatura que es una compañía.
"Los líderes de la compañía deberían buscar la felicidad de todos sus empleados, felicidad tanto material como intelectual", afirma. "Ese debería ser su propósito, y no el de trabajar para los accionistas", añade.
Sus posiciones podrían dejar frías a muchos inversores, pero Inamori no percibe que haya ningún conflicto. Porque el anciano empresario entiende la felicidad desde el punto de vista del 'shojin' budista. Es decir: elevar el alma a través del trabajo.


Involucrar a los empleados

De hecho, en uno de los libros en los que expone su visión, critica duramente la tendencia hacia el ocio que observa en los jóvenes japoneses. Además, los accionistas sólo buscan rentabilidad. Y la mejor manera de conseguirla es hacer que los empleados trabajen mejor, para que trabajen más.
"Las empresas son propiedad de los accionistas", reconoce, "pero los centenares de miles de empleados que las hacen funcionar también tienen que estar involucrados". La gallina, explica, tiene que estar saludable.


Fuente:http://www.eleconomista.es/empresas-finanzas/noticias/7124739/11/15/El-anciano-budista-que-propone-olvidarse-de-los-accionistas-y-buscar-la-felicidad-de-los-empleados.html

domingo, 13 de diciembre de 2015

Opinion - por qué las oficinas abiertas son el peor sitio del mundo para trabajar en la Oficina Publica Saludable

Contra las praderas: por qué las oficinas abiertas son el peor sitio del mundo para trabajar

Cuando se habla de las distracciones en el trabajo, se asume que somos los trabajadores quienes perdemos el tiempo. Pocas veces se tiene en cuenta que muchas distracciones no son culpa nuestra, sino del entorno físico: las oficinas abiertas son uno de los mayores frenos a la productividad y a la concentración, una fuente de ruidos y de interrupciones.

No os dejéis engañar por los alegres colores: las oficinas son salas de tortura. (Getty Images).
Estos espacios no son, ni mucho menos, un invento reciente. En España se popularizaron sobre todo a partir de los años 80, pero ya existían las filas de oficinistas del taylorismo, imitando las cadenas de producción de las fábricas, y los paisajes o praderas de oficinas que nacieron en los 50 en Alemania y que a Estados Unidos llegaron en la versión mixta de los cubículos. La excusa: menores costes, optimización del espacio, fomento de la colaboración y difuminación de las jerarquías. Pero estas posibles ventajas no compensan los inconvenientes.

1. Las oficinas abiertas son una olla de grillos
El ruido es el principal problema de las oficinas abiertas, como recuerda este artículo de Harvard Business Review. De hecho, según el psicólogo Matthew Davis, quienes trabajan en estos espacios muestran menores niveles de concentración y mayores niveles de estrés. Y de acuerdo con un estudio de la Universidad de California, Irvine, los empleados que trabajan en oficinas abiertas sufren un 29% más de interrupciones que quienes cuentan con despachos. También muestran niveles de cansancio un 9% superiores.

2. Nos hacen menos productivos

Estas interrupciones significan que perdemos una media de 86 minutos de cada jornada laboral, según un estudio de Steelcase e Ipsos realizado en 14 países. De hecho y según este trabajo, el 31% de los empleados tiene que llevarse tareas a casa para poder terminarlas en paz.
¿Cuáles son estas distracciones? Una encuesta de Career Building citaba las siguientes diez:
1. El móvil, tanto para hablar como para enviar mensajes de texto (50%).
2. Los cotilleos (42%).
3. Internet (39%).
4. Redes sociales (38%).
5. Pausas para tomar algo o fumar (27%).
6. Compañeros ruidosos (24%).
7. Reuniones (23%).
8. Correos electrónicos (23%).
9. Compañeros de trabajo que se pasan por nuestro sitio (23%).
10. Compañeros que llaman por teléfono y usan el altavoz (10%).
Además, no sólo rendimos menos, sino que lo hacemos peor: las interrupciones nos llevan a cometer más errores, según un estudio del psicólogo Erik M. Altmann, que muestra lo mucho que nos cuesta recuperar la concentración cuando se interrumpe el flujo de trabajo (sí, el famoso flow).

Oficinas abiertas: décadas ahorrando espacio y material de construcción a costa de nuestras almas (Getty Images).
Dados tanto el mayor estrés como la mayor incomodidad, no es de extrañar que las oficinas abiertas con más de seis empleados registren más bajas por enfermedad que las oficinas con despachos. ¿A quién le apetece meterse en una sala de diez metros cuadrados con otros cuatro compañeros, una ventana por la que no circula el aire y apenas entra luz natural, una calefacción estropeada y con el monitor a la vista de la directora? No, gracias.

3. Nos roban la privacidad
En las oficinas abiertas también desaparece la privacidad. En un primer momento, esto puede parecer positivo (para la empresa) ya que uno podría pensar que es más difícil jugar al Tetris con el monitor a la vista, por ejemplo. Pero contar con privacidad es importante para hacer un buen trabajo. Según el citado estudio de Steelcase e Ipsos, el 95% de los empleados considera fundamental disponer de un espacio privado para terminar sus tareas. Asimismo, esta privacidad mejora la satisfacción de los empleados y, en consecuencia, sus resultados, de acuerdo con un estudio citado en The New Yorker. Por ejemplo, una conversación telefónica puede ser más provechosa si no tenemos la sensación de que nos están escuchando o, simplemente, de que estamos molestando.

4. No favorecen la interacción
Una de las supuestas ventajas de las oficinas abiertas es que estimulan la cooperación. La idea es que las interrupciones en realidad son oportunidades para interactuar e intercambiar impresiones, que se traducen en chisporroteantes ideas que multiplican por tres los ingresos. Cada vez que alguien te pregunta por tu fin de semana, te está dando pie a que transformes por completo el modelo de negocio de la empresa.
Pero eso no pasa, claro.
De hecho, es más bien al revés. Según un estudio de la empresa británica de equipos de oficinas, Expert Market, el diseño abierto de oficinas favorece la competencia entre los empleados y un entorno de trabajo hostil, que no se ve compensado ni con los descansos más frecuentes ni con, cito textualmente, pasteles.
Las oficinas abiertas deben ser muy horribles para que ni siquiera los pasteles puedan arreglar lo que hay de malo con ellas.

¿Para qué voy a volver a casa, si aquí ya tengo un sofá? (Oficinas de Google en Cambridge, Getty Images).
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5. No eliminan las jerarquías
Los soldados rasos e incluso los mandos intermedios se han quedado sin despachos. Pero los directivos y ejecutivos los siguen manteniendo. Con excepciones, como en el caso del anterior alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, que tenía una mesa más en un espacio abierto en el que trabajaban 51 altos cargos del ayuntamiento.
Hasta hace unas décadas, la lucha era por obtener algún metro cuadrado más de despacho. Hoy en día, la diferencia de clases es más radical: si no estás en la cúpula, no tienes ni paredes. Como explica Nikil Saval, autor de Cubed, en una entrevista publicada en The Atlantic, "en sitios como estos, el espacio refleja la jerarquía casi directamente". De hecho y aunque se trate de diseños abiertos y sin ningún despacho, el estatus se manifiesta incluso en la disposición de las mesas.
Así y volviendo a las interrupciones, tú no puedes interrumpir a tu jefe (a no ser que sea el ex alcalde de Nueva York), ya que hay barreras como asistentes y puertas. Pero él lo tiene facilísimo para interrumpirte a ti. Es cierto que parte de su trabajo es decirte, más o menos, qué tienes que hacer y, muchas veces, cuándo o para cuándo. Pero el caso es que, una vez más, todo está perfectamente diseñado para que te interrumpan con la mayor facilidad posible.

6. ¡Devolvedme mi despacho!
De todas formas y por mucho que haya estudios que prueben que necesitamos despachos o, al menos, espacios en los que podamos estar tranquilos unas horas al día, lo cierto es que las empresas tienden a todo lo contrario.
No sólo se lleva que no tengamos despacho, sino que corremos un serio peligro de quedarnos sin mesa: llegaremos a la oficina y nos sentaremos donde podamos, acarreando el portátil y codiciando los probablemente escasos sitios cerca de la ventana. En ocasiones se tratará de mesas largas que facilitarán aún más que seamos interrumpidos por gente que va y viene, por reuniones informales, por conference calls vía skype y por el lejano ruido del futbolín o la mesa de ping pong.
Y este es otro tema: las empresas que se lo pueden permitir, ofrecen servicios como gimnasio, salas para descansar, incluso consolas con videojuegos. Todo con el objetivo de que no te haga falta volver a casa más que para dormir y cambiarte de ropa. Si te interrumpen (y te interrumpes) constantemente, necesitas más tiempo para acabar tus tareas.
Al final, nos vemos obligados a trabajar con auriculares (incluso tapones), a avanzar trabajo en casa o, como en el caso de un amigo mío, a agitar una campanilla cuando la cháchara de los compañeros le hace imposible seguir tecleando porque no oye ni sus pensamientos.

Y mira que bastaría con una puerta.

Fuente: http://verne.elpais.com/verne/2014/11/26/articulo/1416996279_714726.html

jueves, 3 de diciembre de 2015

12 cosas que verdaderamente la gente confía en hacer de manera diferente en la Oficina Publica Saludable

12 cosas que verdaderamente la gente confía en hacer de manera diferente



Confianza toma muchas formas, desde la arrogancia de Floyd Mayweather a la tranquila confianza en sí mismo de Jane Goodall.  La verdadera confianza en contraposición a la falsa proyecto personas de confianza para ocultar sus inseguridades, tiene un aspecto muy particular.
Cuando se trata de confianza, una cosa es cierta: la gente realmente confía siempre tienen la ventaja sobre la dudosa y la asustadizos porque inspiran a otros y hacen que las cosas sucedan.
Tanto si piensas que puedes, o si usted piensa no puede, eres. - Henry Ford - Henry Ford




12 cosas verdaderamente la gente confía en hacer de manera diferenteNoción de Ford que su mentalidad tiene un poderoso efecto sobre su capacidad para tener éxito se manifiesta en los resultados de un estudio reciente de la Universidad de Melbourne que mostraron que la gente confía pasó a ganar salarios más altos y obtener un ascenso más rápido que nadie. Aprender a tener confianza es claramente importante, pero ¿Qué es lo que verdaderamente la gente confía en hacer que los diferencia de todos los demás?
Hice algo de investigación para descubrir los 12 hábitos cardinales de la gente verdaderamente seguros para que pueda incorporar estos comportamientos en su repertorio.


1. Obtienen su felicidad desde dentro


 La felicidad es un elemento crítico de la confianza, porque a fin de tener confianza en lo que haces, tienes que ser feliz con lo que eres.  Las personas que tope con la confianza derivan su sentido del placer y la satisfacción de sus propios logros, a diferencia de lo que otros piensan de sus logros. Ellos saben que no importa lo que digan, nunca estás tan bueno o tan malo como la gente dice que eres.


2. Ellos no pasan Juicio

 Las personas confiadas no juzgan a los demás porque saben que todo el mundo tiene algo que ofrecer, y que no es necesario tomar otras personas abajo de una muesca para sentirse bien consigo mismos.  Las personas confiadas no pierden tiempo dimensionar las personas y preocuparse de si son o no a la altura de todo el mundo que se encuentran.


3.  Ellos no dicen Sí A menos que realmente quieren


 Las investigaciones realizadas en la Universidad de California en San Francisco muestra que la mayor dificultad que ha decir que no, más probabilidades tendrá de experimentar estrés, burnout, e incluso depresión. Las personas confiadas saber que decir que no es saludable, y tienen la autoestima para hacer sus nn clara. Cuando es el momento de decir que no, la gente confía en evitar frases como "Yo no creo que pueda" o "no estoy seguro." Dicen que no está con confianza porque saben que decir que no a un nuevo compromiso honra sus compromisos existentes y les da la oportunidad de cumplir con éxito.


4. Escuche más de lo que hablan


 Las personas confiadas saben que al escuchar activamente y prestar atención a los demás, que son mucho más propensos a aprender y crecer.  En lugar de ver las interacciones como oportunidades de demostrar su valía a los demás, que se