viernes, 30 de agosto de 2013

Buenos Aires a energía eléctrica - (Metro Bus no?? ) -y la Oficina Publica Saludable

Buenos Aires a energía eléctrica

15/08/2013

Por MIGUEL JURADO *


Las ciudades tienden a enchufarse. Eso genera notorias ventajas, por ejemplo, en soluciones para el transporte.



Me parece que el uso extensivo de la electricidad puede ser una gran solución para las grandes ciudades. En muchas urbes del llamado Primer Mundo ya existen autos eléctricos y postes para que puedan cargar sus baterías, inclusive pueden compartir las de los trolebuses. El arquitecto Jaime Lerner, tres veces alcalde de Curitiba y dos gobernador el estado de Paraná (Brasil), ahora promueve el uso de unos pequeños autos que se podrían alquilar como las bicis amarillas de la Ciudad, y funcionarían con baterías.


En la vida doméstica, la electricidad es mucho más segura que otras fuentes de energía, como el gas. Y no quiero poner nervioso a nadie porque, salvo errores humanos (que siempre los puede haber), la distribución de gas está tan bien planificada y controlada como la eléctrica. El tema es que el gas es un recurso no renovable y, más temprano que tarde, se va a acabar. Para ese momento, si antes no acabamos nosotros con el planeta, la solución es la electricidad.


Ahora, con esto del Metrobus, se me ocurre que pueden volver los viejos troles ¿Se acuerdan? ¿Esa especie de bondis eléctricos con antenitas para tomar la energía de arriba? Yo era chico, pero me acuerdo perfectamente. Los trolebuses o trolley buses , en su idioma original, existieron en Buenos Aires hasta 1966. Y todavía hay en Rosario, Córdoba y Mendoza. En realidad, también recorrieron las calles de San Miguel de Tucumán, La Plata, Mar del Plata y Bahía Blanca, pero todos se fueron en los 60.


Este sistema tenía y tiene infinidad de ventajas: son ideales para recorridos sobresaturados, son increíblemente silenciosos, duran más y envejecen mejor que los colectivos a gasoil y no contaminan, lo que no es poco. Vos me podrás decir que, en Buenos Aires, si te cortan una calle, el trole se queda parado para siempre porque no puede abandonar los cables que le dan energía. Pero los nuevos tienen motores alternativos, con baterías o a hidrógeno, para alejarse de su senda sin problemas.


Ahora, la electricidad puede ser buena o mala con el ambiente según sea la manera en que se produce. Si se obtiene mediante combustibles fósiles, uranio o carbón, mala. Si se consigue transformando energía solar o viento, buena.


El asunto es que una perversa planta atómica es capaz de producir energía para 4 millones de personas y se necesitan muchos colectores solares para competirle de igual a igual. Sin embargo, la acción mancomunada de miles de usuarios puede ser poderosa. En muchas ciudades de Europa, los grandes edificios tienen colectores solares para compensar el consumo de energía de la red. Por ejemplo, desde 2008, el Distrito C de Telefónica, un enorme conjunto de 12 edificios cerca de Madrid, tiene un techo de casi cuatro manzanas cubierto de células fotovoltaicas. Con ese gigantesco captador solar produce un 18 % de la electricidad que consume y, cuando le sobra, vende la energía a la red. Aquí sería imposible por falta de normas.


El sistema de producción de energía “casera” es tan eficiente que ya empieza a ser un mal negocio para algunos. En España, por caso, analizan cobrarle un impuesto a los que generan su propia electricidad. La razón: el sistema tradicional de centrales eléctricas está perdiendo plata.


Hoy, muchos planificadores urbanos piensan que la solución a los problemas de consumo creciente de energía mejorarían si pequeñas comunidades urbanas, de no más de 5 mil familias, operaran generadores eólicos o solares propios. Esta iniciativa también tendría impacto en la forma de la ciudad. Las comunidades se transforman en productores de energía limpia para ellos y para la red y toman conciencia del consumo de electricidad. La energía se cuidaría más y se valoraría su producción.

Fuente:http://arq.clarin.com/urbano/Buenos-Aires-energia-electrica_0_974302657.html

miércoles, 28 de agosto de 2013

Actividad Física y Oficina Publica Saludable

Actividad Física

La Organización Mundial de la Salud define la actividad física como "todos los movimientos que forman parte de la vida diaria, incluyendo el trabajo, la recreación, el ejercicio y las actividades deportivas". En este sentido, cuando se habla de actividad física se debe entender este término de manera amplia ya que se refiere no sólo a la práctica de deportes sino también a otras actividades de intensidad variable, como subir escaleras, bailar, cargar las bolsas de las compras y caminar. Para un adulto que lleva una vida sedentaria, realizar 30 minutos de actividad física de intensidad moderada la mayoría de los días de la semana, es suficiente para prevenir enfermedades. Dado que no es necesario realizar esta actividad durante 30 minutos seguidos sino que puede repartirse en momentos breves a lo largo del día, es muy sencillo incorporarla a la rutina cotidiana y es una de las maneras más eficaces mejorar la calidad de vida.

Se calcula que 1,9 millones de personas mueren anualmente en todo el mundo a causa de enfermedades producto de la falta de actividad física. Según la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo realizada en Argentina en el año 2005, el 46.2% de la población presenta un nivel de actividad física bajo.

La actividad física puede ser incorporada a la rutina de cualquier persona sin costo alguno, sin necesidad de pertenecer a un gimnasio o adquirir ropa o elementos especiales para lograr resultados positivos.


Beneficios de la práctica regular de actividad física según la OMS:
  • es un determinante fundamental del gasto de energía y, por consiguiente, del equilibrio calórico y del control del peso
  • reduce el riesgo de cardiopatía coronaria y accidente cerebro-vascular
  • reduce el riesgo de diabetes de tipo II
  • reduce el riesgo de cáncer de colon, así como de cáncer de mama en la mujer
  • ayuda a reducir el estrés, la depresión y la ansiedad
  • ayuda a controlar la hipertensión
  • es beneficiosa para la comunidad porque ayuda a aumentar la productividad laboral, a reducir el ausentismo y a mejorar el rendimiento escolar de niños, niñas y adolescentes
La disminución de la actividad física y la vida sedentaria afectan a gran parte de la población mundial. Argentina, como muchos países, dedica una parte importante del gasto en salud al tratamiento de enfermedades no transmisibles que están asociadas a la actividad física insuficiente. Este hecho demuestra que no se trata de un problema individual sino de una tendencia que ha crecido en los últimos años y que requiere de un abordaje con perspectiva social, multidisciplinario y adaptado a las características locales.
Más información:
Fuente: http://ficargentina.org/index.php?option=com_content&view=section&id=19&Itemid=39&lang=es

martes, 20 de agosto de 2013

PELICULA DE ESTRES y Oficina Publica Saludable

Relojes de cuerda, o la imposibilidad de reemplazar al hombre Y La Oficina Publica Saludable

Relojes de cuerda, o la imposibilidad de reemplazar al hombre

Por   | LA NACION

Hay una tendencia creciente en Europa a volver a los relojes de cuerda o automáticos. Se inició a partir de razones ecológicas (una pequeña pila de mercurio puede contaminar 1000 litros de agua), pero poco a poco se está convirtiendo en una moda impactante.
Se trata de una conversión retro que no está para nada desvinculada de otras situaciones que también pueden registrarse en los conocidos ámbitos laborales.
Claro que habrá generaciones enteras que ignoren de qué estamos hablando, porque nacieron luego de la popularización de los relojes de cuarzo. Los relojes de cuerda imponían un esfuerzo mucho mayor.
En vez de utilizar dos dedos cada dos meses para actualizar el calendario mediante la corona, había que hacerlo todos los días. Entiéndase bien: dos dedos, un 100% más de lo que estamos acostumbrados a usar actualmente en los celulares y las tablets.
Será tarea de sociólogos y también de filósofos descubrir a qué se debe esta novedad que parece una regresión a tecnologías superadas.
Desde una mirada neófita e improvisada se puede atribuir al hartazgo de tanta tecnología invasora, donde el protagonismo del ser humano se va reduciendo a una actitud puramente contemplativa de la vida y el trabajo.

Cambios históricos

Esto no es malo en sí mismo. En varios tramos de la historia de Occidente y en muchas religiones ha sido un valor espiritual importante, sólo que ahora se ha canalizado casi con exclusividad hacia las pantallas.
Los ambientes fabriles no han escapado a estas condiciones. Por el contrario, se ha volcado con entusiasmo a incorporar la automatización de la mayoría de los procesos, creando nuevos escenarios.
Donde antes había veinte o más operarios, hoy encontramos solamente uno frente a la computadora, comprobando que todo anda bien o tocando alguna tecla cuando hay un desvío sobre lo esperado.

Naturalmente, estas cuestiones trajeron consecuencias sociales, como la disminución de la mano de obra, la necesidad de contar con personal capacitado o con mejores calificaciones, etcétera, no resueltas del todo aún. Sin embargo.
Quienes recorren o trabajan en piso (así suele llamarse las zonas de tareas productivas, donde hay máquinas, olores, sudores y ruido de distinta intensidad) es bastante frecuente comprobar que hay operarios o supervisores con mucha antigüedad que superan ampliamente la intervención cibernética.
Esos hombres son, en definitiva, la clave de la calidad que, a través de su experiencia, mantiene un vínculo con el producto extremadamente estrecho. Se convierten, de algún modo, en mitos fabriles.
En una planta de fabricación de repuestos de automotores con componentes de caucho, por ejemplo, la última palabra la tenía un supervisor que confirmaba que todo estaba bien oliéndolo.
En sintonía, en la industria alimentaria suele suceder a menudo. La persona va, pasa un dedo sobre la pasta en proceso, la degusta y aprueba o desaprueba.


Podríamos extendernos a muchas otras actividades, como las de la pintura o los tejidos. El caso es interesante porque ese especialista de años -algo así como un sommelier de productos muy diferentes al vino- termina siendo más confiable que todos los datos y parámetros que arroja la computadora.
Por supuesto son personajes prácticamente invisibles, esfumados tras la cortina de la pasión por la tecnología, pero existen en la realidad.
De alguna manera confirma que los seres humanos son y serán irreemplazables, a pesar de lo que anuncien las historias de ciencia ficción más agoreras..





Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1605130-relojes-de-cuerda-o-la-imposibilidad-de-reemplazar-al-hombre