jueves, 30 de agosto de 2012

Dime de qué trabaja tu hombre y te diré cómo es (los Hombre y la Oficina Publica con Humor)

Dime de qué trabaja tu hombre y te diré cómo es (los Hombre y la Oficina Publica con Humor)

por Valeria Schapira Hace 8 horas

Con la arbitrariedad que toda clasificación entraña, me permito esbozar una teoría casera acerca de cómo es el hombre según como se gana la vida. Estoy convencida de que el trabajo termina por formatearnos de una manera particular.
He aquí una pequeña y arbitraria guía sin rigor científico alguno sobre cómo es el hombre según su trabajo o profesión. Tenela en cuenta a la hora de intimar con un caballero: en una primera cita no olvides preguntarle a qué se dedica:

Peluquero: no te fíes del aspecto “sensible” de un peluquero. Suelen ser empáticos, buenos escuchas y toquetones. Aunque parezcan gustarle los chicos, puede sorprenderte.

Abogado: te convencerá de que el amarillo es rojo ya que está entrenado para acomodar la realidad a sus necesidades. Tiene la capacidad para salir con elegancia de toda situación. En resumen, no intentes discutir; gana siempre.

Médico: con su aire de seriecito y el delantal almidonado, te convencerá acerca de cuán sacrificadas son sus guardias médicas. Al punto que, conmovida, le prepararás la vianda para que lleve al hospital. No es para que te vuelvas loca pero el rubro médico figura al top de los más infieles. Los médicos, además, suelen ser muy cholulos.

Contador: estricto y organizado hasta para las cuestiones sexuales. No esperes de un contador que haga grandes cochinadas. Lo suyo suele ser aséptico y prolijito. Son dobladores de ropa. Pueden armar un escándalo si encuentran una arruga en una prenda. Ordenan el vestidor por color.

Mozo: si es de los de antes, vestirá orgulloso la camiseta de su trabajo y es probable que sea buen esposo y familiero. Si hablamos de los “camareros” actuales de áreas palermitanas o similares, serán muchachitos con aspiraciones de trascendencia actoral y poca propensión a la vida conyugal.

Oficinista: metódico en todo porque la rutina así se lo exige. Marcará tarjeta, así en la vida como en la oficina. Si querés sacar lo mejor de él, hacé planes de viernes a domingo. El resto de la semana se apaga como un tubo fluorescente.

Artista”: va entre comillas porque de un tiempo a esta parte el rubro está devaluado. Si tu hombre te dice que es “artista” seguramente adeude alquiler y expensas y te pida dinero prestado. Si es de los exitosos, tendrá un ego desproporcionado. No es aconsejable ser pareja de un artista a menos que te guste oficiar de claque.

Meteorólogo: ciclotímico como el tiempo. Un día es fogoso y al otro, gélido. Suele no acertar sus pronósticos. Creele hasta ahí. Puede granizarte la cabeza.

Veterinario: su empatía ilimitada con los animales no suele tener un correlato con los humanos. Suele ser de pocas pulgas.


ATENTI! Cuidado con los trabajos que incentivan la infidelidad. Algunos laburos son más permisivos para la cornamenta: actores, conductores de TV, personal trainers, profesores de tenis, cirujanos plásticos, policías, comisarios de a bordo. Y tu hombre, ¿de qué trabaja?

Fuente:http://estilodevida.latam.msn.com/ar/blog/post.aspx?post=f157d6e4-d811-4770-93ec-c2285f5f446d

viernes, 24 de agosto de 2012

La Banalizacion del Trabajo y el Sufrimiento de los Trabajadores en la Oficina Publica Saludable

El concepto de banalización es aquel que se utiliza cuando se busca a hacer referencia a la actitud de banalizar algo, es decir, volverlo banal, superficial o poco importante. Si partimos de la idea de que algo banal es algo superficial y poco importante, entenderemos entonces que la banalización de algo sea justamente transformar a esa cosa, situación o fenómeno del cual se hace referencia en algo poco importante. En muchos casos, la banalización de algo es entendida como algo negativo ya que se está transformando algo que debería preocupar a la gente, en algo banal y superficial.

Cuando se habla de banalización, estamos hablando de un proceso mediante el cual se banaliza, se quita seriedad e importancia a un tema determinado. Así, es común encontrar este proceso en aquellas personas que se toman con gracia o con sarcasmo situaciones que para otros son dolorosas y que en algunos casos deberían ser tratadas con mayor seriedad. Mientras que en algunos casos es permitido cierto nivel de banalidad o banalización dependiendo de los temas a los que se haga referencia, hay otras situaciones en las cuales los temas implican y necesitan mucho respeto y seriedad.
En nuestra sociedad actual, el recurso de la banalización de diferentes temas sociales, políticos y culturales es muy común debido al tipo de desorden, crisis y sentimientos  negativos que el posmodernismo puede traer. Así, se puede encontrar fácilmente a gente o programas de televisión que hablan del mundo de la farándula con el mismo nivel de interés con el que luego hablan de temas mucho más serios como la pobreza o el hambre. De este modo, se actúa restándole importancia a aquellos temas considerados importantes y sensibles, poniéndolos al mismo nivel que otros temas mucho más superfluos. Esto también se ve incentivado por la constante cantidad de información y conflictos que surgen en la sociedad actual que hacen que muchos busquen perder sensibilidad sobre temas duros y dolorosos de tratar.

Fuente: http://www.definicionabc.com/general/banalizacion.php






martes, 21 de agosto de 2012

lunes, 20 de agosto de 2012

Colores para la Oficina Publica o el Estudio

Colores para la Oficina o el Estudio


Debemos generar un ambiente de armonía ente los colores  a elegir y el resto de los objetos de su interior. Por esto no solamente pondremos nuestro empeño en el color de las paredes sino también en el decorado, el mobiliario y las alfombras. Ademas de la diferencia de materiales, texturas e iluminación del lugar.


¿Colores Corporativos?
Los colores que identifican a la empresa por lo general suelen ser vistosos y de alto contraste, justamente por la razón que son elegidos en el diseño gráfico, deben ser descartados en un ambiente de trabajo donde pueden resultar agresivos, por no favorecer a la concentración y en un aumento del estrés a sus ocupantes.
Influencia Sobre Estado de Ánimo
Esta claro que el estado de ánimo de los trabajadores de una oficina influye en su trabajo y rendimiento. Debemos pues desarrollar un ambiente armonioso, en lo posible con diversidad en los colores pero evitando los altos contrastes como los colores complementarios o blancos y negros.

Generando Ambientes
También hay que tener el cuenta el ambiente que se quiere generar en la oficina, de concentración y rendimiento, de creatividad e ideas, o de trabajo en equipo e interacción.
  • Los tonos marrones, beige y colores terrosos tienen efectos relajantes.
  • El color naranja es un tono que favorece la interacción con los demás de una manera informal. También el amarillo que favorece la actividad del cerebro y estimula la comunicación.
  • Los azules son especialmente indicados en oficinas y lugares muy estresantes donde es necesario calmar el animo del ocupante evitando su excitación.
  • El verde favorece a la creatividad, a la concentración, a la relajación, y al trabajo individual.

Fuente: http://www.pintomicasa.com/2008/03/colores-para-la-oficina-o-el-estudio.html

viernes, 10 de agosto de 2012

Entrevista a Jorge Wagensberg - La Rebelion de las Formas........

Oficina pública, abierta y visible, plantas a tono de Colores

Los Colores son muy importantes en un Oficina Publica Saludable,aqui va una muestra del impacto que pueden producir en nuestro sentidos y ni hablar si agregamos plantas verdes,puden ser Potus,Lazos o Palos de Agua o el Lirio de la Paz .
Tambien podria ser una planta acorde con el color como por ej la Tradescantia.

Oficina pública, abierta y visible

 

 Tradescantia es un género de plantas herbáceas y perennes perteneciente a la familia de las commelináceas y originario del Nuevo Mundo. La importancia económica del género también radica en la posibilidad que tienen sus especies de convertirse en malezas de cultivos y en su utilización como bioindicadores para la determinación de la presencia de mutágenos en el medio ambiente.

 

 

 

Fuentes:

http://es.wikipedia.org/wiki/Tradescantia

 http://www.vamosindependientes.com/?p=1020

 

jueves, 2 de agosto de 2012

Animus iocandi y Bromas en la Oficina


Animus iocandi

 Animus iocandi” es una expresión de origen latino que significa animo de bromear. Este “animus iocandi”, jurídicamente, evita comprometerse por una obligación cuando se evidencia que el compromiso fue efectuado en broma y sin intención de obligarse. Esto podría suceder por ejemplo en el contexto de una clase, si un profesor para hacer más amena la exposición, y hacer reír al alumnado les dijera: “el día que escuchen lo que les explico, les pago”.

En el ámbito penal, las injurias y calumnias, necesitan que se realicen en forma dolosa, por lo cual el “animus iocandi” eximiría de responsabilidad penal por tal delito (aunque puedan constituir faltas).
Ya en el antiguo Derecho Romano la injuria se configuraba con el dolo, o sea, con la intención de ofender, lo que era excluido si el autor lo había realizado con ánimo de bromear (D.47.10.3.
 El “animus iocandi” excluye la malicia, ya que la intención del sujeto es hacer una broma, lo cual aunque parezca algo sencillo es muy difícil en la práctica, pues se conjugan y contraponen los derechos de libertad de expresión, y la posibilidad de que utilizando las bromas como medio, se agravie el honor y la dignidad de otras personas, por ejemplo, a través de caricaturas. Saber la real intención del sujeto que alega que fue una broma es tarea imposible; por lo tanto se deberá valorar con criterios objetivos los límites del derecho de bromear y las lesiones morales causadas a quien ha sido objeto de broma, lo cual tampoco es tarea fácil, ya que el juzgador está influido por un contexto histórico y socio-cultural.
Un caso de debate fue la aparición de unas caricaturas de Mahoma, donde se lo representa, por ejemplo con una bomba en la cabeza a modo de turbante, en un diario danés del año 2005, las que fueron reproducidas en varios periódicos europeos.
El conflicto en este caso estaba dado por los seguidores del Islam que impiden su representación, y más en este caso, que consideraron ofensivo, y el derecho a la libertad de expresión. En países como Túnez, Marruecos, Libia, etcétera, se condenó el hecho y se prohibió la circulación de esos periódicos. Los cincuenta y siete países de la Organización De la Conferencia Islámica protestaron en forma pacífica.
La Revista francesa Charlie Hebdo fue una de las que reprodujo las caricaturas y fue demandada ante los tribunales franceses. La revista francesa fue absuelta por el tribunal Correccional de París, pues consideró la falta de ánimo de ofender.


ANIMUS QUE DESINCRIMINAN LA INJURIA

La injuria es un delito formal y no material. Existe aún cuando de ella no se siga a la víctima perjuicio alguno en su honor o reputación.
Ejemplo: una persona imputa a otra, en un círculo donde ésta es perfectamente conocida como persona honorable, un vicio o un defecto cualquiera. La imputación no causa perjuicio porque nadie la cree; sin embargo, esto no impide que exista delito de injuria.
La injuria es un delito doloso y las diferentes formas del dolo son aptas para configurar este delito. El dolo consiste en que el agente tenga conciencia de que su conducta (palabra, acto, gesto) es idónea para ofender, no obstante lo cual, igual actúa.
Para que exista injuria, es necesaria la existencia de "animus injuriandi", es decir, la intención o ánimo de injuriar, de ofender, de deshonrar o desacreditar a la víctima. Basta que exista "animus injuriandi" para que exista injuria, no requiriéndose la intención de causar un daño a la víctima.
Los autores han elaborado una larga lista de "animus" que demuestran la falta de "animus injuriandi", y por tanto, la inexistencia del delito de injuria. Nos referimos a los más importantes de ellos:
1) Animus jocandi: ánimo o intención de bromear, es el caso típico del que, por diversión, por hacer un chiste, manifiesta algo de otro, pero sin que exista la intención de ofenderlo.Para determinar si existió animus jocandi, se deben tener en cuenta las circunstancias que rodearon al hecho; la existencia de amistad entre el sujeto activo y el pasivo; etc.
2) Animus narrandi: ánimo o intención de contar algo, de narrar. Es, por ejemplo, el caso del historiador que para reconstruir un hecho histórico, se refiere a las personas que han actuado en él, evidenciando los defectos o imperfecciones de los protagonistas. El animus narrandi está garantizado por la Constitución. Nacional (art. 14): "publicar ideas por la prensa", y por tanto, excluye el "animus injuriandi". Sin embargo, habría injuria si bajo el pretexto de narrar se tiende directamente a ofender el honor de las personas (conf. Gómez, Tomo II, pág. 371).
3) Animus defendendi: ánimo o intención de defenderse; excluye toda ilicitud. Las palabras o actos, que en otros casos, podrían significar ofensa al honor o reputación de otra persona, se pronuncian o ejecutan sin otro fin que el de defenderse. Ej.: el acusado de estupro, que, a su vez, acusa a la víctima de deshonesta; el que siendo imputado por un delito, a su vez, señala al verdadero autor. El animus defendendi lo vemos reconocido en el C. P. art. 115 cuando se sujeta sólo a correcciones disciplinarias las injurias proferidas en juicio por los litigantes, apoderados o defensores.
4) Animus retorquendi: ánimo o intención de "devolver injuria por injuria". Quien devuelve injuria por injuria, no tiene en realidad como fin ofender, sino reaccionar contra la ofensa recibida. Estos casos guardan cierta relación con el animus defendendi, y están contemplados en el art. 116 que autoriza al juez, en caso de injurias recíprocas, a declarar según las circunstancias, exentas de pena a ambas partes o sólo a una de ellas.
5) Animus consulendi: ánimo o intención de aconsejar, de informar. Ejemplos: el que aconseja a su amigo que no le conviene tener relaciones con Fulano, porque éste tiene mala reputación y eso le va a perjudicar; la agencia de informes que comunica a su cliente la inconducta comercial de una sociedad; etc.
6) Animus corrigendi: ánimo o intención de corregir. El propósito no es ofender, sino plenamente de corregir a otro. Se da generalmente en aquellas personas que tienen un derecho de corrección sobre otras determinadas; tal es el caso del padre sobre el hijo, del maestro sobre el alumno, etc. Ejemplo: el maestro que le dice a su discípulo que es un negligente o un impuntual.