El llamado Síndrome del Edificio Enfermo (SBS
por sus siglas en inglés) sucede cuando en una edificación sus
habitantes sufren enfermedades derivadas de una mala calidad del aire
interior. Estos problemas se asocian con la proliferación de químicos en
los materiales de construcción, así como en la ventilación reducida o
inadecuada.
Todo lo que pueda afectar el confort de los ocupantes de una
edificación debe tenerse en cuenta a la hora de su diseño y
construcción. Por esto la calidad del ambiente interior es un factor
determinante cuando se habla de construcciones VERDES.
Otros
aspectos que contribuyen a la contaminación del aire interior son los
factores climáticos y la infiltración de ruido y de luz indeseada
causando un impacto negativo en el rendimiento y el bienestar de los
ocupantes. Algunos contaminantes del aire pueden causar enfermedades
tales como gripe, exacerbación de los síntomas de alergia o asma, la
irritación de ojos, oídos, nariz y garganta, tos y dolor de cabeza.
¿Cómo ocurre?
Cuando la temperatura interna de un edificio es muy alta, se afecta
la velocidad en que se liberan los productos químicos de materiales de
construcción y amueblamiento. Por lo tanto mientras más cálido es el
aire interior, más expuestos estarán los ocupantes a niveles de
contaminación. Para mantener un ambiente sano del aire interior, el
gerente de la instalación es responsable de identificar las fuentes de
contaminación interior tomando medidas para mitigar y controlar estas
fuentes, como la ventilación adecuada del espacio interno.
Comprender y controlar las fuentes de contaminantes interiores
ayudará a los administradores a evitar que surjan problemas de salud y
enfermedades asociadas con entornos pobres en aire interior. Existen una
gran cantidad de recursos y programas para ayudar a los administradores
de edificios a mantener un ambiente sano. En particular, la EPA (Enviroment Protection Agency de USA)
creó un programa de aprendizaje en línea, que se puede descargar desde
Internet, para hacer frente a calidad del aire interior en los edificios
grandes.
Para hacerle frente a los contaminantes del aire interior, la EPA
sugiere utilizar productos de bajas emisiones, evitando los aerosoles y
sprays, así como una adecuada ventilación en los espacios de
almacenamiento. Asimismo, en el caso de oficinas, se deben implementar
medidas que eliminen fuentes de contaminación como el humo del
cigarrillo, o máquinas generadoras de calor como fotocopiadoras y faxes,
las cuales deben ser instaladas en cuartos especiales con ventilación
adecuada.
Los materiales de amueblamiento como alfombras y sus adhesivos,
muebles tapizados, pintura, productos húmedos de construcción, adhesivos
para la construcción, madera contrachapada y comprimida, pueden ser una
fuente de contaminación si contienen químicos de alta emisión. Por esto
es recomendable el uso de productos de baja emisión, asegurarse que el
material esté seco antes de usarlo, ventilar el área antes de la
instalación de los materiales, y aumentar las fuentes de ventilación
durante y después de la instalación.
Efectos negativos a la salud
Cuando se habita un edificio “enfermo” se pueden tener efectos en la
salud ya sea agudos y/o crónicos. Los efectos agudos se manifiestan
dentro de las 24 horas después de la exposición y pueden causar dolores
de cabeza debido a los productos químicos liberados por los materiales
de construcción. Sin embargo, cuando existen problemas de moho y
humedad, se ve reflejado en condiciones como picazón en los ojos o
afecciones respiratorias que pueden conducir a enfermedades crónicas.
Los efectos agudos de salud no son de larga duración y suelen
desaparecer una vez que termine la exposición. Los efectos crónicos, sin
embargo pueden ocurrir debido a una baja concentración pero prolongada
exposición a ciertas sustancias químicas como el radón, el benceno, el
asbesto y el humo ambiental de tabaco, los cuales se han asociado con un
mayor riesgo de ciertos tipos de cáncer.
Además del Síndrome del Edificio Enfermo existen las Enfermedades
Relacionadas con la Construcción (BRI por sus siglas en inglés). El BRI
se asocia directamente con un contaminante causal del entorno de
construcción. Estos contaminantes pueden ser químicos (por ejemplo, el
formaldehído, plaguicidas, solventes, lubricantes, selladores, tintes) o
biológicos. Fuentes de contaminantes biológicos incluyen las
cucarachas, los ácaros del polvo en los muebles tapizados, los roedores,
los sistemas de humidificación, torres de enfriamiento, el aislamiento
de conductos húmedos y otras superficies húmedas, tales como materiales
de agua de los edificios dañados.
Reflexión: Con esta información esperamos que crear
conciencia en una compra más responsable de los productos que utilizamos
en el hogar o la oficina, y exijamos materiales menos contaminantes y
bajos en emisiones químicas.
Fuente: www.fmlink.com
Fotos: blog.habitissimo.es – saludnews24.com.ar
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