Alérgicos al wifi: la generación de la enfermedad invisible
Se llama electrosensiblidad y afecta, según estudios independientes, a una de cada mil personas. Enfermos y expertos alertan de que en pocos años la proliferación de nuevas tecnologías la convertirán en una de las grandes enfermedades del siglo XXI.
No es todavía, o al menos según establece la Organización Mundial de Salud, una enfermedad con carácter oficial. La ausencia de estudios impide conocer datos relativos al nivel de incidencia y los efectos sobre la salud de eso que algunos ya conocen y llaman «electrosensibilidad» y que, según estiman los expertos, va camino de convertirse en uno de los grandes males de la llamada «sociedad de la información».
Se sabe más bien poco sobre esta dolencia que aunque parece depender del desarrollo tecnológico lleva varios años sumando afectados. Conocida también por el sobrenombre de «alergia al wifi» -aunque su impacto sobre la salud no depende exclusivamente de redes inalámbricas-, lo que sí se sabe es que se trata de una enfermedad generada por la exposición continuada a campos electromagnéticos y que puede dar lugar a síntomas como la pérdida de la memoria a corto plazo, vómitos, dolores de cabeza, mareos o irritación, que se intensifican cuando el afectado permanece próximo a aparatos eléctricos. Estudios realizados por científicos independientes indican que, a día de hoy, la electrosensibilidad podría afectar a una de cada mil personas, y el Consejo Europeo ya ha advertido sobre los efectos nocivos de este tipo de ondas. [Resolución del Consejo Europeo]
Al margen de nombres que la definan lo cierto es que esta enfermedad invisible, en la que se siente el dolor pero no se ve qué lo provoca, ha comenzado a dar pequeños pasos en su lucha por el reconocimiento. Solo hace algunos meses que Minerva Palomar, electrosensible desde hace 15 años, consiguió que un juez le concediera la incapacidad permanente debido a este problema. Cierto es que hizo falta un extenuante paseíllo por abogados y tribunales para conseguirlo, pero también ha puesto la primera piedra en el camino de una incontable lista de afectados.
L.M.F
Resulta cuando menos curioso que un «alérgico al wifi» se vea obligado a recurrir a Internet como método para conocer las causas de su problema. La desesperación ante un trastorno cuyos síntomas se camuflan con los de enfermedades comunes han forzado a los afectados a tirar la toalla ante una cura que intuyen compleja y a centrarse en la búsqueda de sistemas de prevención. Hay, sin embargo, quienes comparan el mal causado por las radiaciones de aparatos como el router wifi o el teléfono inalámbrico con el generado por sustancias como el tabaco o el amianto. Y no les resulta un paralelismo alarmante.
La generación que viene
Ha empezado, en palabras de enfermos y expertos, la era de una «generación de electrosensibles». «En etapas anteriores