En los comienzos de cualquier trabajo analizamos las capacidades y conocimientos de cada persona, pero la actitud es algo que solo lo podemos valorar cuando ya ha entrado a trabajar y sin embargo es decisiva para que se triunfe en la carrera profesional y es sin duda un valor esencial para un abogado.
Cuando un junior comienza su carrera profesional, sus conocimientos son básicos y sus capacidades están afiladas para aprender al máximo y sacar el mayor partido, pero esto se puede distorsionar si la actitud no acompaña. En este estatus encontramos muchos abogados recién licenciados que entran con ganas de aprender pero ponen sus barreras en cuanto a horarios, especialidad y sobre todo al tipos de despacho en el que quieren estar. Si sus deseos van parejos al devenir de la Firma, todo irá bien, pero si no es así o cambian su forma de pensar o de lugar de trabajo. Es esencial en esta época, que su comportamiento se base en la disponibilidad aceptada por ellos, aunque instalen sus principios de relación y comportamiento en ambos sentidos, ya que hoy en día donde reina el trato horizontal entre abogado y socio, no nos debemos olvidar de la misión de cada uno y de quién tiene que dar más que el otro.
Si van creciendo, la actitud de un asociado se va a basar en ser la ayuda permanente de los socios, una vez superada la adquisición de conocimientos generales y parte de la especialidad. Es una época en la que ya se van determinado las claves de la convivencia, del trato y es el momento donde aparecerá de verdad la actitud real de la persona. Se mostrará la proactividad y el deseo de facilitar la tarea a todos en base al propio trabajo y el conocimiento del socio valdrá para “acertar” en la forma de hacer las cosas.
Es un momento donde la proactividad es una necesidad pero combinada con la paciencia para esperar el momento oportuno. En esta época se debe conocer perfectamente las necesidades de respuesta de la firma y habrá que poner el esfuerzo en que se cumplan de forma óptima.
Cuando el abogado ya es senior o casi socio es donde el abogado estará perfectamente definido. Si está alineado con el despacho su objetivo será el de tratar de fidelizar al cliente con la excelencia de su trabajo y disponibilidad hacia él, así como la de captar nuevos clientes tutelando a su equipo al mismo tiempo para que se formen en esta línea de actuación.
La actitud vuelve a enfocarse al servicio, en este caso al cliente y al junior dando vueltas a la rueda como si de un recién incorporado se tratase.
Al final esta combinación de buenos deseos, saber que se espera de nosotros en base a lo que piensan los de nuestro alrededor y la puesta en marcha de este cóctel, es lo que definirá nuestra actitud que será la que nos haga fracasar o triunfar en el mundo de la abogacía.
Por Pilar Tortosa
Blog Recursos Humanos Condición Sine Qua Non - Expansión.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario