Cómo crear ambientes de trabajo saludables
Abordaje multidisciplinario. En la regulación, gestión y
control de los entornos laborales intervienen distintos profesionales,
incluyendo nutricionistas, ingenieros y especialistas en gestión de
capital humano.
Gran
parte de nuestro día trascurre en el trabajo o yendo y volviendo de él.
Adoptar nuevos hábitos de vida deja entonces de ser una decisión
individual e involucra también a las instituciones empleadoras para
crear un entorno laboral saludable, que es definido por la Organización
Mundial de la Salud como “aquel en el que los trabajadores y jefes
colaboran en un proceso de mejora continua para promover y proteger la
salud, seguridad y bienestar de los trabajadores y la sustentabilidad
del ambiente de trabajo”.
La construcción de un buen escenario para el ejercicio de la
actividad, y para mejorar la calidad de vida, es interdisciplinario:
intervienen en él licenciados en Nutrición, en Recursos Humanos e
ingenieros especialistas en seguridad, además de las distintas
profesiones que ejercen puestos de responsabilidad en las compañías. Parte del proceso involucra evitar riesgos habituales en las empresas. Marcelo Carranza, presidente del Departamento de Medio Ambiente y Seguridad Ocupacional de la Unión Industrial de Córdoba (UIC), menciona entre ellos a los químicos, físicos, biológicos y ergonómicos. Entre los físicos, por caso, cita como ejemplo la exposición al calor o al frío; sin embargo, aclara que los límites térmicos y su efecto sobre las personas varían según la actividad que se realice. “No es lo mismo en una persona que está en un escritorio que en alguien que está hombreando bolsas”, ilustra.
En el caso de un centro de contacto (popularmente conocido por el anglicismo “ call center” ), un trabajo paradigmático para analizar porque combina sedentarismo y tensión, describe: “Hay que hacer un estudio del puesto de trabajo con matrices prearmadas con todos los riesgos físicos y ergonómicos. Hay que evaluar la iluminación y la carga mental, por ejemplo, porque no es lo mismo un operador que atiende en tres idiomas, que uno que lo hace en sólo uno”. A partir de su estudio es que se pueden regular los tiempos de trabajo y de descanso. “Todo puesto de trabajo tiene que estar analizado y se tiene que adaptar a la persona, no es la persona la que se tiene que adaptar al puesto”.
Por otro lado, buena parte de la siniestralidad vinculada con el trabajo ocurre de regreso o en camino a él. “Es preciso trabajar mucho en la concientización, la sensibilización sobre la forma de conducir, de las normas de tránsito, de los elementos de seguridad”, enfatiza Carranza.
Todas las medidas de seguridad están contenidas en la ley 19587, de Higiene y Seguridad en el Trabajo, que tuvo 34 modificaciones –la última, de enero pasado, que aprueba el protocolo para la medición del nivel de ruido en el ambiente laboral– y contempla desde la obligación de establecer procedimientos de eliminación de desechos hasta las condiciones que debe tener una cantina y la recomendación de que esté en un edificio separado del central.
“Básicamente, cada sitio tiene algún componente de riesgo”, afirma Carlos Eduardo Quattrini, gerente de Salud y Seguridad Ocupacional y Asuntos Ambientales en la cementera Holcim Argentina. “Dependiendo de las máquinas, un trabajo saludable y seguro es un lugar en el que pueden anticiparse los peligros y los riesgos que conlleva. Es decir, conocer los riesgos, manejarlos, anticiparse a ellos y saber qué capacidad y qué percepción de los riesgos que puede haber se es capaz de manejar”, añade.
Entre los más evidentes están los eléctricos –y actualmente, con la proliferación de dispositivos portables se puede abusar de los tomacorriente, por ejemplo–, o el trabajo en altura. También deben medirse los ruidos, las vibraciones, la iluminación y la postura de los trabajadores (si están sentados, usar asientos ergonómicos). Pero en general, entre lo que debe ser y lo que es en materia de seguridad en el trabajo hay una brecha en la que trabajan los especialistas. “Hay que agregar conocimientos, competencia, capacitación para que las personas que trabajan allí puedan anticiparse a problemas”, dice Quattrini.
Pero la interacción social irrumpe como un elemento a tener en cuenta.
“Hoy es necesario trabajar hacia enfoques sistémicos, multidisciplinarios y participativos, apuntando al mejoramiento continuo durante el planeamiento e implementación de las estrategias que involucran a las personas, sin perder de vista las estrategias organizacionales y el entorno”, indica Fernando Lloret, especialista en gestión de Capital Humano.
Señala como puntos centrales el lograr que la firma sea atractiva para la captación de nuevos recursos “evitando la rotación, manteniendo equidad de remuneraciones y beneficios, desarrollando con creatividad a las personas, sea cual fuere el nivel que ocupa en la estructura organizacional”. “Todo ello hará que el clima laboral sea el más favorable para el logro de objetivos globales e individuales”, completa.
Un estudio realizado en junio por la empresa de investigación Wakefield en Estados Unidos, por encargo de la tecnológica Citrix, ilustra algunas de las causas de los malestares típicos de la vida laboral: trabajar con un “sabelotodo” o con un “quejoso”, asistir a eventos corporativos sin ganas y tener un jefe que se lleva el mérito por el trabajo ajeno.
“Hace 10 ó 15 años hacíamos foco en el desarrollo de los colaboradores, al rol que ocupaban y a las políticas que eran de aplicación sobre los mismos. Esta orientación viene evolucionando, pues hemos comprendido que no podemos considerar a la persona en forma separada, sino apuntar a relacionar el valor que cada uno puede brindar y alinearlo con los planes y objetivos”, apunta Lloret.
Inteligencia y emociones
Ser un buen jefe o un buen subordinado a veces está condicionado por el ambiente de trabajo y siempre puede estar cruzado por variables de injusticias. Sin embargo, en general, tanto para liderar un grupo, como para participar en él es fundamental lograr un equilibrio entre la inteligencia y las emociones, afirma Adriana Guraieb, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y Asociación Psicoanalítica internacional (IPA). Es decir, tener capacidad para ser
autocrítico, controlar los impulsos y motivar a los colaboradores.
A la hora de ejercer el rol de jefe, Guraieb recomienda:
Ante todo estar bien con uno mismo, pues si el estado de ánimo es de agresión malestar o apatía, se transmitirá a sus colaboradores.
Tratar de no hacer críticas “excesivas” pues sólo sirven para generar resentimiento.
Reconocer a menudo la tarea bien hecha, porque si no se hace no mejorará la eficacia de los colaboradores y si logra transmitir la satisfacción por la tarea bien realizada incrementará la motivación y el rendimiento.
Fuente: http://www.lavoz.com.ar/suplementos/salud/como-crear-ambientes-trabajo-saludables
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